Lo nunca visto en Argentina.

Acaban de suspender el Gimnasia La Plata-Boca Juniors al inicio de la segunda parte. El árbitro, Daniel Giménez, decidió no salir a jugar la segunda parte porque, según parece, en el intermedio, el presidente de Gimnasia, Juan José Muñoz y "un grupo de allegados" entraron en el vestuario y le amenazaron. A todo esto, el Lobo ganaba al intratable líder del fútbol argentino por 1-0... gol marcado de penalti. Un triunfo momentáneo que rompía una racha xeneize que iba camino de convertirse en histórica, persiguiendo el récord del San lorenzo de Pellegrini.

A la salida, ni el entrenador platense, Pedro Troglio, ni ningún jugador quisieron explicar qué había pasado y el "según parece" a que hacía referencia antes son las declaraciones de Pompilio, el vicepresidente de Boca, que fue quien hizo público el trasfondo del asunto. Pero las cosas, ahora mismo, no terminan de estar claras. La TV argentina se ha hecho eco incluso de una versión que habla de la existencia de armas en esa intimidación...

En fin, una pena que ocurra esto, y una vergüenza que suceda en una liga como la argentina. Se han visto multitud de suspensiones de partidos por causas varias, pero lo de esta noche supone rizar el rizo del esperpento. Los jugadores de Gimnasia ven suspendido un partido en el que estaban superando a Boca, los hinchas se ven defraudados en todos sus derechos (naturales, como aficionados y adquiridos, por haber pagado para asistir a un espectáculo interrumpido) y yo me marcho prematuramente a la cama sin ver medio tiempo que parecía ponerse interesante. Y todo porque un dirigente se disfrazó de "barra brava", ríete tú de Lopera o de Teresa Rivero. En fin, cosas vederes...